"Bolivariano Corrupto, Escualido Oculto"

Se es corrupto cuando se traiciona la confianza de los ciudadanos, cuando se tergiversan las promesas, cuando se falsean las leyes y procedimientos, y cuando se imponen la trampa, el ventajismo, el doblez y la mentira para enajenar el mandato fiduciario que inicialmente les fue encomendado a los gobernantes.

Se es corrupto cuando se evita y se hace inviable que se le exijan explicaciones y cuando las respuestas se construyen con falacias y evasiones.

Se es corrupto cuando se gobierna sin considerar las consecuencias del conflicto de intereses, los efectos de la mala conducta, la falta de ética o la exhibición de una gestión cuestionable. Se es corrupto cuando se marca una distancia entre lo dicho y lo hecho, o cuando se erige un cordón de silencio y opacidad como respuesta a las demandas de transparencia. Se es corrupto cuando el grupo en el poder intenta influir en las conductas de los otros a través de promesas, amenazas y la solicitud de prestaciones indebidas. Y cuando de todas o algunas de estas conductas se perciben beneficios económicos o de poder.

Pero también se participa de un sistema corrupto cuando, teniendo la posibilidad de decidir o no, se pierde la capacidad de asombro y de reacción. Cuando comienza a parecernos natural que esas sean precisamente las circunstancias en las que debemos vivir.

Cuando dejamos de preocuparnos de los valores y todo nos da igual, siempre y cuando fluyan o goteen algunos beneficios.

Se es corrupto cuando nos preocupamos de fabricarnos un dios de utilería que nos lleve adelante; cuando nos olvidamos del verdadero, de la justicia y de la libertad, y nos conformamos con un becerro de oro, más parecido a nosotros, reflejo de lo que verdaderamente somos, ángeles caídos en la más profunda de las desgracias: la insensibilidad.